Los pueblos como Nerpio han sido testigos de la extinción de algunos antiguos oficios y juegos tradicionales. Los tiempos cambian, evolucionan y dan paso a nuevas tradiciones y quehaceres. Sin embargo, la nostalgia, junto a las ganas de que los más pequeños sean conscientes de lo que hacían sus antepasados, nos lleva a dedicar estas líneas a estos oficios propios del pasado.
Echando la vista atrás, nos acordamos de la importancia que tuvieron en Nerpio los molinos de agua para cereales, ligados al desarrollo del municipio. De ellos, hoy aún podemos contemplar, a lo largo del río Taibilla, algunos de estos molinos. Aunque bien es cierto que ya nadie los utiliza como herramienta de trabajo.
¿Qué fue de la trilla? Esa herramienta sin la que no podía haberse entendido la agricultura y desparecida prácticamente en la actualidad. Ahora, la maquinaria copa los campos en pro de la optimización del tiempo y de una gestión más eficiente de los cultivos. Máquinas que conviven aún con mulas, vacas y burros, animales que todavía podemos ver en los campos de Nerpio.
Oficios de antaño
Entre los oficios que, a día de hoy, podemos dar por desaparecidos, destacamos los pineros, aquellas personas que se dedicaban a la tala de pinos; los escardadores de nogales; afiladores, herreros, titiriteros, tejeros, carboneros, marchantes… Solían recorrerse los pueblos a lomos de sus burros ofreciendo sus servicios entre las gentes de la zona.
Tampoco abundan hoy personas que trabajen el esparto o el mimbre. Lo recogían en los montes nerpianos y elaboraban todo tipo de útiles para la agricultura, el almacenaje e incluso para aislar las botellas tanto del frío como del calor.
Hoy en día, gracias a la celebración de la Feria de la Nuez, estas tradiciones nerpianas están más vivas que nunca, al menos, durante un fin de semana. Tiempo en el que los más pequeños dejan de lado las nuevas tecnologías y se adentran en un mundo en el que prima lo artesanal.
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