La tradición, la cultura y las costumbres de un pueblo son sus señas de identidad y Nerpio ha sabido expandir y pulir las suyas a lo largo del tiempo. Prueba de ello es su ENCUENTRO DE CUADRILLAS. Se trata de un espectáculo de color en el que arte y belleza se estrechan la mano hasta convertir este pequeño pueblo y sus calles en un escenario permanente.
El 23 y 24 de febrero el sonido de las guitarras ronronearán al son de viejas bandurrias y laudes, que bailan al compás de panderetas curtidas por el paso de los años. Así, la ilusión de unos, el talento de otros y la lucha insaciables de quienes aman el folclore de esta tierra, hace posible que desde hace 27 años, Nerpio siga acogiendo este encuentro con la misma incansable tenacidad del primer día.
Una iniciativa que surgió de la mano de la Cuadrilla del “Tío Román” allá por 1992, que se afianzó con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, y que ha ido creciendo con la participación del resto de agrupaciones que visten estas tierras: La cuadrilla San Juan Bautista, los animeros de la Dehesa y Huebras y los animeros de Nerpio.
Cuatro grupos con identidades diferentes y perfectamente definidas, que sin embargo, representan con magistral soltura el folclore y la tradición de este pueblo. Muchos de ellos autodidactas, hombres y mujeres que han aprendido cuanto saben de la música por su constancia y saber hacer. Otros, en cambio, han asistido a clases dadas por maestros de esta tierra, hasta llegar a ser verdaderos artistas. En cualquier caso, todos han sabido convertir las cuerdas de unos simples instrumentos de madera en signo y seña de un pueblo que se reconoce a si mismo cuando suenan los primeros acordes. Manchegas, seguidillas, pardicas, jotas, malagueñas… no importa la pieza, si la melodía se siente y en estas tierras, alejadas del ruido, siempre se siente.
Sin embargo, es esta fecha que nos ocupa un marco único, un homenaje en mayúsculas al propio arte del folclore. Más aún, es el reconocimiento de un pueblo a sí mismo, a sus raíces, a sus orígenes… Se trata de un día intenso en el que las cuadrillas de la localidad invitan a otras agrupaciones de diferentes puntos de España, e incluso de Europa. Una vez reunidas todas comienza la fiesta. Un recorrido por las arterias de Nerpio, que ese día laten con fuerza, hasta llegar a un recinto en el que tiene lugar una comida de hermandad. Se trata también de una muestra de la tradición culinaria de estas tierras. Así, los visitantes ponen a trabajar todos sus sentidos. Pero no se despisten porque la tarde depara el mejor de los finales, la actuación individual de cada agrupación. Sobre el escenario los instrumentos y los músicos; en el suelo, los refajos y el cuerpo de baile. Arte en estado puro, tradición a la vista de todos… Nerpio reivindicando su historia, su identidad.
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