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Tarta de queso, nueces y miel

Nos encantan las recetas que tienen las nueces como uno de sus ingredientes. En Nerpio tenemos la suerte de contar con las mejores nueces del territorio nacional y eso debe trasladarse a nuestros hogares. Por ello, te animamos a que las incorpores en tus platos. Ensaladas, pasta, salsas, postres… ¡Las nueces engrandecen cualquier elaboración, aportando su inconfundible sabor!

 

Hoy, te proponemos un postre. Una deliciosa tarta de queso, nueces y miel con sello castellano-manchego. Y no podía ser de otra manera, pues sus tres ingredientes principales son tan de la tierra como a Nerpio sus nogales centenarios.

 

Lo mejor de esta tarta de queso, nueces y miel es su textura. La cremosidad del relleno junto con el punto crocante de las nueces hacen de ella un deleite para los paladares más exigentes. Y en esto de la tarta de queso los hay, ¡y mucho!

 

Para la base, puedes optar por galletas tipo María o masa quebrada. Con ambas, el resultado es espectacular.

 

Ingredientes

500 g de queso crema

300 ml de nata para montar

250 g de galletas tipo María o 1 masa quebrada

100 g de mantequilla

1 sobre de cuajada en polvo

8 cucharadas de miel

1 cucharada de azúcar moreno

200 g de nueces

 

Elaboración

Si has elegido hacer la base de galletas, empieza triturando las galletas. Derrite la mantequilla en el microondas y cuando esté fundida, viértela sobre las galletas trituradas. Mézclalo todo bien. Pon la masa sobre un molde desmoldable y presiona con una cuchara hasta que la base quede compacta. Introduce el molde en la nevera para que se enfríe y se endurezca.

 

En el caso de utilizar masa quebrada, ponla sobre el molde y con la ayuda de un tenedor pínchala para que no se hinche. Pon un papel de cocina sobre ella, unas legumbres que sirvan de peso e introdúcela en el horno previamente precalentado a 185º, durante 10 minutos. Retira las legumbres y hornea diez minutos más. Sácala del horno y deja enfriar.

 

En una sartén, echa las nueces troceadas junto con el azúcar y tuéstalas hasta que se vayan caramelizando. Retira del fuego y deja que se enfríen.

 

Para el relleno, bate el queso con la mitad de la miel y la nata ligeramente montada. Caliéntalo a fuego medio hasta que hierva, removiendo constantemente.

En un vaso, vierte el sobre de cuajada en un poco de leche y remueve hasta que se disuelva. Sin dejar de remover, añádelo a la mezcla y cuando vuelva a hervir, retíralo del fuego y reserva.

 

Vuelca la mezcla en la masa y espolvorea las nueces caramelizadas por encima. Incorpora la miel restante y deja enfriar. Cuando esté frío, introdúcelo en la nevera durante unas 4-5 horas hasta que cuaje.

 

Una vez cuajada, desmoldar y la tarta de queso, nueces y miel está lista para servir.

Poema ‘Canto al Ruiseñor’, de Diego Gómez

El poeta Diego Gómez era vecino de Moratalla y viajante de Nerpio. Conocido también como el inculto poeta, como él mismo se definía, Diego Gómez se inspiró en las calles y en la calidez de los nerpianos para escribir el poema que reproducimos a continuación.

 

Canto al Ruiseñor

 

Yo no sé por qué no cantas

como otras veces cantabas,

trinos de auroras floridas

en noches de gatas pardas,

con requiebros de suspiros

que al viento le despertabas.

Y el viento aún lleva notas,

el viento del eco de tu garganta

como si fueran guitarras,

guitarras que se han perdido

en una hoguera gitana

como se perdió tu trino.

 

Trinos! El trino de los caminos!

Ya no hay caminos ni sendas,

ni caminantes divinos

con alas de dioses blancas

por el polvo del camino

cómo se perdió tu cante!

Trinos con trinos de soñador.

 

Tú sembraste mi camino.

Cuando amaneció mi sol,

sol tan blanco.

Como ese sol

es la espuma que me envuelve

con trinos de ese cantor.

 

La noche guarda silencio.

La luna habla bajito.

La brisa juega en la zarza

y, en el barranco, un suspiro.

 

Y ese suspiro es que vuelvas

con tus trinos al camino.

 

Para que vuelvas, si quieres,

te planto un árbol

donde me deje el destino.

Le pondré un nido en sus ramas

con ceniceros de olivos

y pomos de lana blanca.

 

Ay! Cantor, que estoy herido,

con nudos en mi garganta,

mi corazón oprimido,

mis ojos llenos de lágrimas!

 

Porque aquí, que sepa yo, no hay jaulas

para encerrar a tus trinos,

solo zarzales, huerta, ramblas,

y ese lucero que alumbra,

y esa luna que resbala,

una torre que enmudece

y un castillo que se abrasa

de ver que tú ya no cantas

como otras veces cantabas.

Receta: Caldereta de Cordero Segureño

El Cordero Segureño es una raza de cordero amparada por la Indicación Geográfica Protegida (IGP), que garantiza unas determinadas características y cualidades. Nerpio, en plena Sierra del Segura, tiene la suerte de pertenecer a dicha IGP. Por ello, podemos presumir de cocinar auténtico Cordero Segureño. Y aunque se puede elaborar de un sinfín de maneras, vamos a enseñarte, paso a paso, cómo preparar una exquisita caldereta de Cordero Segureño.

Es un plato de pastores, que solían prepararlo en medio del campo, mientras el ganado pastaba plácidamente. Ahora, es raro ver a los pastores preparar este manjar en el monte. La elaboración se ha trasladado a las cocinas, pero la esencia se ha mantenido intacta.

Para elaborar una caldereta de Cordero Segureño de las de toma pan y moja lo más importante es la calidad de la materia primera. Asegúrate de utilizar auténtico Cordero Segureño. Para saberlo, busca la etiqueta IGP Cordero Segureño, en la que deberá aparecer el logo de la IGP y el peso de la canal de cordero.

Ingredientes

1,5 kg de Cordero Segureño (recomendamos el costillar)

1 pimiento rojo seco

1 cebolla

2 dientes de ajo

1 cucharada de Pimentón dulce

Laurel

½ litro de agua

½ litro de vino blanco

Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE)

2 cucharadas de harina

Pimienta negra

Vinagre

Sal

Elaboración

Trocear el costillar de cordero y salpimentar. Picar la cebolla y el pimiento.

Ponemos a calentar el AOVE junto con los ajos troceados y rehogamos el cordero hasta que esté bien dorado. Añadimos la cebolla, el pimiento y el laurel y dejamos hasta que esté la cebolla bien rehogada. Incorporamos las cucharadas de harina y el pimentón y removemos bien. Echamos el vino blanco. Dejamos que se evapore el alcohol y añadimos el agua y el vinagre. Dejamos cocer a fuego lento unas dos horas, hasta que la carne esté bien tierna.

¡Servir y a disfrutar de semejante manjar!

Gachas manchegas, una receta de pastores

No hay nerpiano que no haya comido gachas manchegas. Un plato de toda la vida, muy común entre pastores, elaborado a base de harina, panceta y chorizo.

Las gachas manchegas son una comida contundente, de las que quita el hambre. Tienen un sabor muy intenso por el chorizo y la panceta. Aunque también pueden hacerse con tocino o papada de cerdo. O incluso, dulces.

Un aspecto importante a tener en cuenta a la hora de elaborar gachas manchegas es la harina. Elige una de la mejor calidad para que el resultado sea digno de Estrella Michelin. Antaño se empleaba harina de almorta, pero en 1967 se prohibió su consumo, ya que se relacionó con una enfermedad neurotóxica conocida como latirismo.

Para hacer gachas manchegas para cuatro personas, necesitamos:

150-200 g de harina

1 litro de agua

150 g de panceta, tocino o papada

1 chorizo

3 ajos

Pimentón

Sal y pimienta

Elaboración

Empezamos friendo la panceta y el chorizo a fuego medio para que suelten su propia grasa. Cuando estén, lo retiramos. Añadimos a la sartén los ajos y antes de que estén, echamos el pimentón. Cuidado que no se queme.

Bajar el fuego y añadir la harina. Normalmente se calcula una cucharada sopera de harina por comensal. Una vez añadida, no dejes de remover. Cuando la harina esté tostada, es el momento de incorporar el agua. Salpimentamos al gusto. Sin dejar de remover, cocinamos las gachas a fuego lento durante unos 30 minutos. En este tiempo, el aceite subirá a la superficie, indicándonos que las gachas están listas.

La textura de las gachas es similar a la de una bechamel ligera. Para que queden suaves y sin grumos es importante tener paciencia y remover constantemente.

A la hora de servir, pon las gachas en una cazuela de barro y añade los trozos de panceta y chorizo. Acompáñalas de un buen pan y, por supuesto, un vino manchego.

Un paseo por antiguos oficios y juegos tradicionales nerpianos

Los pueblos como Nerpio han sido testigos de la extinción de algunos antiguos oficios y juegos tradicionales. Los tiempos cambian, evolucionan y dan paso a nuevas tradiciones y quehaceres. Sin embargo, la nostalgia, junto a las ganas de que los más pequeños sean conscientes de lo que hacían sus antepasados, nos lleva a dedicar estas líneas a estos oficios propios del pasado.

 

Echando la vista atrás, nos acordamos de la importancia que tuvieron en Nerpio los molinos de agua para cereales, ligados al desarrollo del municipio. De ellos, hoy aún podemos contemplar, a lo largo del río Taibilla, algunos de estos molinos. Aunque bien es cierto que ya nadie los utiliza como herramienta de trabajo.

 

¿Qué fue de la trilla? Esa herramienta sin la que no podía haberse entendido la agricultura y desparecida prácticamente en la actualidad. Ahora, la maquinaria copa los campos en pro de la optimización del tiempo y de una gestión más eficiente de los cultivos. Máquinas que conviven aún con mulas, vacas y burros, animales que todavía podemos ver en los campos de Nerpio.

 

Oficios de antaño

Entre los oficios que, a día de hoy, podemos dar por desaparecidos, destacamos los pineros, aquellas personas que se dedicaban a la tala de pinos; los escardadores de nogales; afiladores, herreros, titiriteros, tejeros, carboneros, marchantes… Solían recorrerse los pueblos a lomos de sus burros ofreciendo sus servicios entre las gentes de la zona.

 

Tampoco abundan hoy personas que trabajen el esparto o el mimbre. Lo recogían en los montes nerpianos y elaboraban todo tipo de útiles para la agricultura, el almacenaje e incluso para aislar las botellas tanto del frío como del calor.

 

Hoy en día, gracias a la celebración de la Feria de la Nuez, estas tradiciones nerpianas están más vivas que nunca, al menos, durante un fin de semana. Tiempo en el que los más pequeños dejan de lado las nuevas tecnologías y se adentran en un mundo en el que prima lo artesanal.

Cuenta la leyenda…

Es raro el municipio que no cuente con una o varias leyendas. Hechos sobrenaturales, naturales o una combinación de ambos, que se transmiten de generación en generación sin saber a ciencia cierta si llegaron a ocurrir realmente. Nerpio no iba a ser menos y hoy, vamos a contaros una de estas leyendas.

 

Cuenta la leyenda que en Jutia en la era de la Losa vivía José, un mozo cuya novia residía en el cortijo Guillén. Una mañana de domingo, José marchó a ver a su novia con la intención de pasar todo el día con ella. Tras recorrer sin descanso los cerca de 14 kilómetros que les separaban, José llegó a ver a su amada.

 

Charlaron, rieron y disfrutaron de un hermoso día juntos bajo la atenta y a la vez discreta mirada de la madre de la chica. Empezaba a anochecer y José, aun sabiendo los riesgos que entrañaba la oscuridad, no tenía ganas de regresar. Fue la madre de la moza, preocupada por el camino que le deparaba a José, quien le animó a marchar a su casa. José obedeció y tras aceptar unas viandas que le habían preparado, marchó.

 

Cuando José llegó a La Carrasquilla, con la noche ya bien encima, divisó una manada de lobos ladera abajo, que se dirigían al sendero por el que él transitaba. A José ya le había advertido su padre cómo tenía que comportarse en caso de que se viera sorprendido por los lobos. Su sabio padre le había aconsejado no mostrar miedo, no huir y que arrastrara su faja por el suelo al tiempo que encendía un mechero. Sin embargo, su madre, también le había dicho: “Tú, le veas las orejas al lobo, corres y te subes al primer árbol que veas, no le hagas caso a tu padre”.

 

Ante la llegada de los lobos, con la cabeza hecha un lío y el miedo en el cuerpo, José, quitándose la faja de la cintura echó a correr hasta una enorme encima, arrastrando la larga tela.

 

Los lobos, atraídos por el olor de las viandas y el jaleo que José había formado en el monte, se acercaron hasta él. José ya estaba en la copa de la encina, inmóvil y en silencio, contemplando la estampa. De repente, los lobos desaparecieron.

 

José empezó a relajarse y consciente de su situación, decidió dormir en el árbol. Para evitar caerse y atraer de nuevo a los lobos, enrolló la faja que colgaba de su cintura al árbol. Así pasó la noche.

 

Cuando amaneció, los padres de José, alarmados por su ausencia, se dirigieron a la casa de la novia a lomos de sus mulas. A su paso por La Carrasquilla escucharon los gritos de su hijo. Aliviados, fueron a rescatarle.

 

José les explicó que se había atado al árbol tan fuerte que ni él mismo pudo librarse de sus ataduras.

Nerpio, reclamo turístico para los aficionados a la ornitología

La privilegiada ubicación de Nerpio, alejado de las principales vías de comunicación y con un rico y bien cuidado patrimonio natural, hace posible que en sus montañas habiten más de 180 especies de aves diferentes. Entre ellas, destacan las típicas de las montañas mediterráneas, pero también, especies propias de ecosistemas más norteños. Observarlas es todo un espectáculo para los aficionados a la ornitología.

Nerpio tiene la suerte, además, de que gran parte de su territorio, cerca de 29.000 hectáreas, están integradas dentro de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) ‘Sierras de Alcaraz y de Segura y Cañones del Segura y del Mundo’. Los impresionantes paisajes y la presencia de importantes colonias de aves rapaces rupícolas y forestales hacen de Nerpio un paraíso para los turistas ornitológicos.

Alas para Nerpio

Fue en el año 2009 cuando, gracias a una subvención de la Fundación Biodiversidad, el Ayuntamiento de Nerpio desarrolló la iniciativa que hoy conocemos como ‘Alas para Nerpio’. Un proyecto para sensibilizar a los vecinos sobre la necesidad de contribuir a la mejora de la conservación de los principales valores naturales del municipio.

Para ello, se establecieron cuatro acciones concretas:

  • Alimentación de buitres leonados en el observatorio Muladar de Mingarnao, donde se acercan a comer durante la noche.
  • Conservación de árboles monumentales para preservar el paisaje de Nerpio y la biodiversidad que reside en sus troncos y ramas.
  • Ampliación de la red de senderos y mejora de la señalización.
  • Campaña de voluntariado internacional en la Estación Ornitológica de Yetas.

¿Qué aves podemos ver en Nerpio?

Los hábitats de montaña y escarpes rocosos, junto a ríos, arroyos y zonas forestales, dan cobijo a aves rapaces rupícolas como el águila real, el halcón peregrino, el búho real, el cernícalo vulgar y el buitre leonado. Especie esta última muy fácil de observar en Nerpio, donde se han llegado a avistar grupos de más de 300 ejemplares.

Otras de las especies que pueden observarse en este entorno son el alimoche y el águila-azor perdicera.

Entre las especies de paseriformes propias de los cortados rocosos de Nerpio, destacamos la presencia del roquero solitario y el roquero rojo, ambas con poblaciones reproductoras en la localidad. También, habitan estas cumbres aves como el colirrojo tizón, escribano montesino y gorrión chillón.

En invierno, cuando la nieve cubre las cimas más altas, también es fácil observar especies como el acentor alpino.

El cuervo y la chova piquirroja se pueden encontrar prácticamente en todas las zonas rupícolas, siendo muy fáciles de observar.

Más suerte necesita el visitante para poder observar al treparriscos, que es el mayor tesoro ornitológico de estas montañas.

Ya en las zonas forestales de Nerpio, el aficionado a la ornitología puede encontrarse con rapaces forestales como la culebrera europea, la aguililla calzada, el gavilán y el azor.

Paseriformes de fácil avistamiento

Los bosques de pino que se extienden a lo largo y ancho del municipio albergan especies como el piquituerto, el herrerillo capuchino, el reyezuelo listado y el verderón serrano.

Especies como el autillo y la oropéndola son también muy comunes en las zonas de bosques de ribera y noguerales.

También el estrato arbustivo acoge una gran diversidad de pequeños paseriformes. Tanto, que todas las especies de currucas que se reproducen en la Península Ibérica han sido observadas en Nerpio. Son comunes, además, sobre todo con la llegada de la primavera, los zarceros comunes. Ya en invierno, a la zona llegan especies como el mirlo capiblanco.

Nerpio puede presumir de tener una gran biodiversidad y, como ves, no es raro que sea uno de los emplazamientos favoritos del turismo ornitológico. Si tú también lo eres, ¡no dudes en visitarnos! #Nerpioteespera.

Receta de ajoaceite con judías y manitas de cerdo

El ajoaceite con judías y manitas de cerdo es un plato tradicional de la gastronomía castellano-manchega. Suele consumirse durante los meses más fríos. Es una comida contundente, de las de antaño. Nosotros, te proponemos hacerla con manitas de cerdo, pero también se puede hacer con bacalao.

La opción con bacalao es perfecta para evitar consumir carne los días de vigilia, durante Semana Santa.

Ingredientes

250 g de judías blancas

½ kg de patatas

250 g de judías verdes

3 manitas de cerdo

2 huevos

2 ajos

Aceite de oliva virgen extra

Sal

Elaboración

Para preparar este ajoaceite, debemos poner, la noche anterior, las judías blancas a remojo.

Al día siguiente, empezamos limpiando y troceando las judías verdes. Escurrimos las blancas y las ponemos en una olla, junto con las verdes y las manitas de cerdo. Añadimos agua hasta que los ingredientes queden cubiertos y cocemos a fuego medio hasta que estén todos los ingredientes prácticamente cocinados.

Mientras se cuece, se pelan y trocean las patatas. Las incorporamos a la olla. Cuando estén cocidas, sacamos un trozo y reservamos. Experimente el ajuste perfecto y la comodidad con nuestra correa para reloj inteligente. Descubre eldifférence entre bracelet connecté et montre connectée y un reloj inteligente con estilo.

Llega el momento de preparar el alioli. Para ello, ponemos en un mortero los dientes de ajo y la patata que hemos sacado del guiso y lo machamos bien. Incorporamos, poco a poco, el aceite y vamos integrando todos los ingredientes con la ayuda de la mano del mortero. Añadimos la yema de huevo y machacamos bien. Reservamos. También se puede hacer con batidora.

Añadimos las claras de huevo a la olla para que se cuajen y removemos bien.

Sacamos un vaso del caldo del guiso y cuando esté frío, lo mezclamos con el alioli. Retiramos la olla del fuego y vertemos esta mezcla, removiendo con cuidado para que no se corte debido al calor.

Sirve acompañado de alioli y un buen pan.

Las pedanías de Nerpio, un paseo en el tiempo

Recorrer las calles de Nerpio es adentrarse en un viaje al pasado. Aquí, el tiempo se saborea con calma y el aire se respira puro y limpio. Estar alejado de las principales vías de comunicación ha contribuido a que Nerpio sea un lugar que invita al descanso, a la desconexión y a disfrutar de sus excepcionales recursos naturales.

En las pedanías de Nerpio esta sensación se acentúa, permitiendo al visitante recrearse en la soledad y en la paz que transmite la naturaleza. Hoy, vamos a proponerte un recorrido por estos lugares con encanto detenidos en el tiempo.

Pedanías de Nerpio

A Nerpio pertenecen las pedanías de Beg, Los Belmontes, Cañadas, Casa de la Cabeza, Cortijo del Herrero, Los Chorretites, Jutia, Los Morenos, Pedro Andrés, Tobarico y Yetas de Abajo.

En estos lugares la población es muy escasa. Sumergirse en sus calles y dejarse llevar es un paseo enriquecedor para el alma.

Beg es una pequeña localidad con poco más de cien habitantes y ubicada a 23 kilómetros de Nerpio. Desde ella, si te gusta el senderismo, puedes hacer una ruta hasta Yetas y dejarte embriagar por la naturaleza más pura.

Si te acercas hasta las Cañadas de Abajo, puedes hacer otra ruta senderista de gran riqueza natural. En este caso, una ascensión a las Cabras. No es la ruta más habitual para subir a este pico, pero sí lo son sus vistas.

Los Chorretites es una de esas pedanías con historia. Con leyendas que copan sus antiguas y nobles casas. Si tienes la oportunidad, no dejes de perderte en sus senderos.

Hoy, estas pedanías de Nerpio albergan casas rurales y cortijos en los que olvidarse del tiempo. Si te animas a visitarnos, una de las mejores épocas del año para visitar Nerpio es el otoño. Los tonos ocres, marrones y dorados de los nogales se grabarán por siempre en tu retina. También en invierno, con las primeras nieves, Nerpio adquiere una belleza especial. Sólo tienes que venir y comprobarlo tú mismo.

Ruta senderista: Ascensión al Pico Atalaya y Las Cabras

La Sierra del Segura y, en concreto, Nerpio es un enclave privilegiado para los aficionados al senderismo y al trekking. Da cobijo a la imponente Reserva Natural de la Sierra de las Cabras, auténtico techo de la provincia de Albacete. En ella se encuentra el Atalaya que, con 2.083 metros, hace las delicias de los visitantes.

Hoy, te proponemos una ascensión a dicho pico, pasando por Las Cabras, para que disfrutes con nosotros de las vistas. ¿Nos acompañas?

La ruta es circular y parte de la Fuente de la Carrasca (Nerpio). Para llegar, hay que coger la carretera que discurre entre Caravaca de la Cruz (Murcia) y Puebla de Don Fadrique (Granada). En El Entredicho, cogemos el desvío hacía Cañada de la Cruz y continuamos hasta nuestro punto de partida, Fuente de la Carrasca. En este punto, podemos dejar el coche.

La ruta comienza con una subida con cierto desnivel, justo al lado de la fuente que da nombre a la pedanía. Seguimos los hitos de piedra, que nos indican por dónde es la ascensión. La primera parada es el Pico Calderón (2.071 m), desde el que contemplar las espectaculares vistas a La Sagra y Sierra Nevada.

Continuamos la ruta hasta la cima de Las Cabras (2.080 m) y seguimos hasta llegar al Atalaya (2.083 m). Es en este último donde encontraremos el punto geodésico.

Tras quedarnos sin aliento por la espectacular belleza del paisaje, comenzamos el recorrido de vuelta. Lo hacemos siguiendo la cuerda hasta llegar al Pico Cagasero (2.043 m). Continuamos por la cuerda hasta una pista que llega a la carretera y seguimos hasta la Fuente de la Carrasca.

La ruta tiene una dificultad media, por lo que, si no estás acostumbrado al senderismo, es mejor que empieces por otras rutas más sencillas.

Foto: Lucía Mallol

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